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miércoles, 1 de febrero de 2012

Festividad de LA CANDELARIA

Una tradición que los nativos la mantienen viva en San José de Chiquitos.
El pueblo chiquitano de San José, en coordinación con la Dirección de Cultura y la Unidad de Turismo, del Gobierno Autónomo Municipal, se encuentran ultimando detalles para la celebración de la Festividad de la Candelaria, celebración religiosa mundial que se desarrolla cada 2 de febrero. En esta ocasión los miembros del cabildo indigenal, ponen de manifiesto sus expresiones culturales las mismas que se mantienen intactas desde la época de las Misiones Jesuíticas de Chiquitos. 

El programa que se sigue según la tradición, se inicia con la reunión de autoridades originarias de los pueblos sobrevivientes asentados en San José, Los Ramanukas y los Piokokaxh, cada uno de ellos, acompañados de músicos, lanceros, churapas y niños, quienes esperan, el alba y los primeros rayos del sol, con repique de campanas, bailes de celebración al son de flautas, pífanos, cajas y violines. Antiguamente cada grupo lo hacía por separado, cada grupo en sus respectivas sedes, hoy todos se reúnen desde la 02 de la madrugada en la Casa de Bastón. 

Los chiquitanos llevan adelante esta festividad religiosa, heredada de su antepasados, desde la época de las reducciones misionales, cuando los padres jesuitas adoctrinaron a los nativos, inculcando la veneración a la virgen de la candelaria, tal como se lo celebraba en España, cuyo significado es la purificación de la Virgen María después del parto y la presentación del niño Jesús en el templo. 

En todo el mundo esta fiesta es conocida y celebrada con diversos nombres: la Presentación del niño Jesús al templo, la Purificación de María, la fiesta de la Luz y la fiesta de las Candelas; todos estos nombres expresan el significado de la fiesta: Cristo la Luz del mundo, presentada por su Madre en el Templo, quien viene a iluminar a todos como la vela o las candelas, de donde se deriva el nombre de "Candelaria".

Los padres jesuitas también aprovecharon esta festividad, en alguna ocasión, para acercar a los pueblos Penokíkia, Piñokas, Zamukos, Ramanukas y Piokokaxh, que se habían distanciado por disputas de liderazgo; desde entonces es que también se tiene la costumbre de realizar un ceremonial de encuentro a las 04:00, con las primeras luces del alba, al frente del Conjunto Jesuitico Misional, con la intención de demostrar amistad y hermandad entre tribus. En esta oportunidad se procede a bailar el Kitobiquixh (Chovena que se la baila con exaltaciones o con fines de amigamiento entre miembros de tribus, como también de apareamiento entre hombres y mujeres) y el Guatoró ritmo alegre que también da inicio a las fiestas carnavaleras.

El repique de campanas, con el cual se llama a la feligresía a participar de todos los actos religiosos, tiene un ritmo especial de ejecución, diferente a las de otras festividades, se la hace con énfasis y alegría, por ser una festividad religiosa católica solemne. 

El acto religioso central se lo realiza con la celebración de una misa el 2 de febrero por la noche, ocasión en la que el cura párroco bendice las velas y posteriormente realiza una procesión con la imagen de la Virgen María. 

El cabildo indigenal tiene presente sus raíces y vive con mucho fervor cada una de las festividades, con el apoyo del Gobierno Municipal.

martes, 2 de febrero de 2010

Festividad de LA CANDELARIA

Una tradición que los nativos la mantienen viva en San José de Chiquitos.

Las manesillas del reloj marcaban las 04:00 A. M., cuando los repiques de las campanas del templo jesuítico misional de San José, comenzaron a repicar, tal cual se lo hace en las fiestas solemnes de calendario religioso. Los integrantes de las tres tribus nativas que conforman la comunidad originaria de nuestro pueblo (Ramanucas, Piococash y Penoquíquia), se organizaban para salir, desde la casa de bastón, tal como se la hace desde mas trecientos años atrás, en todos lo pueblos de la gran chiquitania. El cabildo indigenal seguido de las cajeros, lanseros, las mámas y todos los integrantes de las familias nativas, se encaminaban en procesión hasta el templo jesuítico de San José, para hacer bendecir sus velas, que por tradición se lo hace con una fiesta después del ritual religioso en las afueras del templo. Esta festividad es aprovechada para demostrar la amistad y comprensión reinante entre miembros de las distintos pueblos, bailando la alegre chovena chiquitana conocida como el kitobikixh (Un baile de exaltación que también fue reconocida como baile de apareamiento, toda vez que los pretendientes agarraban las partes intimas de sus pretendidas o viceversa, para demostrar su intención de formar una familia).

La modernidad en la cual se ha sumergido nuestra población, ha permitido que la aculturación penetre en ciertos grupos sociales y personas de nuestro pueblo; lo que ha dado lugar a formar lagunas en las mentes de muchos, que involuntariamente o no, se han olvidado de esta y otras festividades solemnes de nuestro pueblo. El cabildo indigenal no olvida sus raíces y vive con mucho fervor cada una de las festividades, con el apoyo del Gobierno Municipal, que para esta ocasión, con una semana anticipación movilizó a personas que son expertos en el tema, a la cabeza de don Elio Montenegro, los cuales identificaron a los descendientes de los maestros solfas cajeros y lanceros que guardaban en sus mentes, los sones ritmos y coreografías de de las danzas flokloricas de San José. Se llegó hasta la comunidad de Pozo del Cura, lugar en donde viven los descendientes del último cajero que se convirtió en el referente de la musica nativa josesana, el finau don José Frías, quien en los años 80, era el único que enseñaba a sus hijos y nietos, la forma de sincronización de los acordes en la tradicional caja.

Lo cierto fue que la madrugada del 2 de febrero, muchas personas que no conocen la tradición de San José, se levantó asustada al escuchar el repique de las campanas y se congregó rápidamente en el templo, llevandosé la grata sorpresa de ver al pueblo nativo congregado en las afueras del templo e inmediatamente se convirtió en testigo partícipe de una de las tradiciones que aún se vive en esta parte de la gran chiquitania.

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