viernes, 25 de enero de 2019

Don Panchito, la humildad encarnada en un colega de trabajo.

El paso de los años no ha quebrantado la cordialidad y amabilidad con la cual Don Francisco Javier Paredes Viveros (Don Panchito), saluda a los amigos y sostiene una conversación con ellos. 

Este ilustre ciudadano josesano de conducta conservadora, propia de los hombres de antes, que dedicó su juventud a la carpintería, entre otros oficios; hoy vive en el Barrio 24 de Septiembre, con su amada María, su compañera de siempre, en un acogedor hogar diseñado caprichosamente por él, de acuerdo a sus gustos.  

Hacer una semblanza de Don Panchito, es como describir lo que escribió alguna vez Facundo Cabral: “No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad ni porvenir y ser feliz es mi color de identidad”, toda vez que siempre tiene una sonrisa a flor de piel y una conversación amena que fácilmente capta la atención de cualquier interlocutor, lo cautiva con sus palabras y lo deja con un sabor a seguir escuchándolo.  

Su contextura delgada, ojos claros, pelo canoso, tez clara y ropa finamente planchada, lo hacen destacar en cualquier lugar.

La sabiduría que dejan las experiencias con el paso de los años, los buenos sentimientos, la nobleza y el carácter firme, invita a seguir su ejemplo para fortalecer la amistad y el compañerismo, dentro de la institución municipal, lugar donde se desenvuelve en el con el cargo de sereno.

Es un prodigioso conversador, cuya temática de charla gira en torno a sus vivencias en la comunidad que lo vio nacer, Piococa y de sus estudios hasta quinto básico en la Escuela Felipe Leonor Ribera. Su escasa preparación en educación formal, no fueron obstáculo para formar su propio concepto de la vida que la resume en las siguientes palabras: "Nadie es diferente a nadie, porque todos tenemos sentimientos y porque todos podemos llegar a desarrollar las mismas capacidades". Tiene también como filosofía de vida, la afirmación de que la sociedad valora a su forma a todos los seres humanos, "Nosotros como seres humanos, conllevamos un mayúsculo compromiso, porque implica que somos los responsables de una vida. Como persona y como padres somos los responsables de guiar los pasos de nuestros hijos hasta que éstos ya tienen la capacidad de seguir el sendero de la vida por sus propios medios", señala.

Todos los colegas de trabajo de Don Panchito le tienen un especial aprecio. Consultado al respecto, el Dr. Alfonzo Avila, con total franqueza afirmó que un adulto nunca aprende a caminar solo. "Siempre  hacen falta los sabios consejos de nuestros padres o de un gran amigo, en este caso la guía y la sabiduría proviene de mi gran amigo y colega de trabajo Don Panchito", destacó.

Si quieres recibir un buen concejo o retrotraer el pasado no muy lejano de nuestro pueblo hasta el presente, con un peculiar acento chiquitano, no dudes en conversar con este personaje josesano que desde las 6 de la tarde hace guardia en el antiguo edifico municipal de San José de Chiquitos.

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